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Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina
Profesora de Artes Visuales (IUNA) Cursando la Licenciatura en Artes Visuales (Orientación Pintura). ayelen6785@hotmail.com

Técnica Mixta (50 x 70)

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Acrílico sobre Tela (70 x 100)

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"El Yo y el Ello"

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Acrílico sobre Tela (80 x 90)

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miércoles, 17 de septiembre de 2014

ACRÍLICO SOBRE TELA


Guía de lectura: Lowenfeld, “El niño y su arte”, Cap.1

Educación Artística/ Educación Plástica/ Arte y Educación.
Prof. Ayelén Fernández

Guía de lectura: Lowenfeld, “El niño y su arte”, Cap.1

Viktor Lowenfeld (1906- 1960) fue un profesor de educación artística en la Universidad Estatal de Pensilvania, que ayudó a definir y desarrollar el campo de la educación artística en los Estados Unidos. Su mirada psicoanalítica se basa en la teoría de que el niño a través del arte  (y del juego) expresa todas sus experiencias traumáticas, ansiedades y angustias que de otra manera no podría hacer porque no cuenta aún con las herramientas simbólicas. Cómo podemos ayudarlo y motivarlo para que se exprese libremente sin interferir en sus expresiones artísticas es lo que en este capítulo Lowenfeld nos explica a través de tres estudios de caso.

1)- ¿Por qué es importante la actividad creadora en el niño?
2)- ¿Qué significa el arte para el niño?
3)- ¿Son buenos aportes a la actividad creadora del niño los libros para colorar?
4)- ¿Conviene ayudar al niño en su arte? ¿Conviene corregir las proporciones de los dibujos de los niños?
5)- ¿Siempre hay que elogiar los trabajos artísticos de los niños? ¿Debemos criticar sus manifestaciones artísticas?
6)- ¿Conviene colgar los trabajos del niño en las paredes?
7)- ¿Cómo podemos fomentar la actividad artística del niño?
8)- ¿Qué se puede hacer cuando el niño dice: “no puedo dibujar”?
9)- Acerca de los materiales, ¿qué sugerencias te parecen más importantes?
10)- ¿Qué sería un niño “bien dotado” para este autor?
...

Estética

Educación Artística/ Educación Plástica/ Arte y Educación.
Prof. Ayelén Fernández
Resumen :Oliveras, Elena,  Estética: La cuestión del arte. Capítulo 1.

1. El término Estética.
Heidegger: “Estética” es el saber acerca del comportamiento humano sensible relativo a las sensaciones y a los sentimientos y de aquello que lo determina.
Etimología: “Estético” procede del girego aistêtikos (de aisthesis = sensación, sensibilidad).
José Jimenez: carácter antropológico de la dimensión estética: a través de la representación sensible, el ser humano tiene una imagen de sí, toma conciencia de sí: se ve.
La estética estudia la representación sensible de la experiencia humana que la obra de arte concreta.
El arte ha pasado de ser bello a ser conceptual. Por ello el término “estética” resulta hoy poco adecuado. En muchas obras de arte la sensación ha dejado de ser el principal cauce de una experiencia que hoy echa raíces en el concepto.
Puesto que la recepción de algunos fenómenos estéticos exceden el ámbito de lo sensible a favor del concepto, deberíamos definir a la “estética” como disciplina que estudia la “Experiencia estética” no partiendo necesariamente de la sensación como dicta la etimología.
Hegel: el término “estética”, dado que se ha incorporado al lenguaje común, como nombre, puede conservarse…pero la expresión apropiada para nuestra ciencia es “Filosofía del arte”.

2. Nacimiento y desarrollo de la Estética.
El nacimiento de la estética en el S. XVIII constituye un acontecimiento mayor en la historia del pensamiento occidental. Su nacimiento es consecuente con el lugar de privilegio que adquiere el hombre autónomo y sus experiencias. Es entonces cuando el hombre deviene sujeto.

Baumgarten (1714- 1762)- Racionalista- Expuso diferentes temas a la estética, pero el interés y la influencia mayor de su pensamiento está en haber dado a la facultad estética, que para muchos no pasaba del dominio de lo sensible, cambiante y subjetivo, el valor de conocimiento. (Si bien lo consideraba “inferior”al conocimiento de la razón, lo importante es que los sentidos y el sentimiento ya no son considerados maestros del error y de la falsedad.
La estética y otras disciplinas vinculadas
La estética no es la única disciplina que se ocupa del arte, de la belleza, del artista y del espectador; hay otras disciplinas afines que también lo hacen y con las que a veces ella se confunde. Si la estética proviene de la filosofía y es metateórica, las teorías del arte provienen de otras disciplinas como el psicoanálisis, la sociología, la antropología, la historiografía, la lingüística, la semiótica y la hermenéutica, o de escuelas como el estructuralismo y posestructuralismo. Cada vez se siente más la necesidad (dada la complejidad de un objeto de estudio como el arte) de enfoques interdisciplinarios, que son los que se imponen hoy en gran parte de las investigaciones.
La Crítica, que también puede ser objeto de estudio de la estética, se diferencia de ésta y de las teorías del arte, por ser esencialmente valorativa. El crítico de arte es alguien que pronuncia un juicio reconociendo el valor de una obra. Es intérprete y juez.
Mientras la crítica se refiere a la obra acabada, la Poética (programática y operativa) atiende al proceso productivo, a la obra por hacer. La poética puede, en algunos casos, revelar o fijar normas, guías, reglas o procedimientos precisos. Es lo que concreta la “Poética” de Aristóteles, quien indica seis partes de la tragedia: argumento o trama (con principio, medio y fin), caracteres éticos, recitado o dicción, ideas, espectáculo y canto.
Umberto Eco sostiene que debe entenderse el termino  Poética “no como un sistema de reglas constreñidoras”, sino como el programa operativo que una y otra vez se propone el artista, el proyecto de la obra a realizar como lo entiende explícita o implícitamente el artista.” El hacer que a la vez que se hace inventa el modo de hacer.
3. Experiencia estética: perceptos y afectos.
La experiencia estética, en el sentido de aisthesis (sensación, sensibilidad), encuentra una brillante exposición en Qué es la Filosofía, de Gilles Deleuze y Felix Guattari. Se explica allí, a través del concepto de “bloque de sensaciones”que el arte es lo único que permanece, lo único que no es superado o reemplazado por nuevas idas o productos, como ocurre en el campo del conocimiento científico o de la tecnología:
“El arte conserva, y es lo único en el mundo que se conserva […].El arte no conserva del mismo modo que lo hace la industria, que añade una sustancia para conseguir que la cosa dure… lo que se conserva, la cosa o la obra de arte, es un bloque se sensaciones, es decir, un compuesto de perceptos y afectos […]. Pero lo que se conserva no es el material, que constituye la condición del hecho… lo que se conserva en sí es el percepto o el afecto”.
La materia puede envejecer pero la obra como percepto sigue siempre joven. Lo que se conserva de la obra, lo que hace eterna su vigencia, no es su materia. Lo que se conserva es el percepto y el afecto. El arte de acuerdo a Deleuze y Guattari, tiene por finalidad “arrancar” el afecto de las afecciones…
No supera menos el afecto a las afecciones que lo que el percepto supera a las percepciones. El afecto no es sólo un estado vívido, no es sentir una emoción particular (de alegría, de pena, de miedo). Es más que eso. Es sentir que la obra nos apela profundamente. Es sentirnos afectados por ella. Y cuando algo nos afecta, nos detenemos, cortamos el ajetreo cotidiano para ver algo que hasta entonces no habíamos visto…
Afectados, llegamos a ser uno con la obra. (Estas experiencias también las procuran, además de las artes plásticas, la música, la danza, la poesía, etc).
No obstante el interés de la idea de “bloque de sensaciones”, es indudable que ella no alcanza a explicar toda la experiencia estética. Se aplicaría a la obra “Contemplativa” pero no a la obra conceptual, muy próxima a la filosofía. Al acercarse a la filosofía, el arte se vuelve para muchos de difícil lectura. Hace falta una teoría estética, conocimientos de historia del arte, y de filosofía, un acercamiento al “mundo del arte”. La obra se presenta como problema a resolver: lo que estamos viendo, ¿es o no es arte? De este modo, el receptor se convierte en “responsable” de una definición. Los ejemplos de arte de los últimos tiempos nos demuestran que la experiencia estética resulta, cada vez menos, una experiencia contemplativa. La obra sacude al espectador, lo desafía, lo incomoda. Un “placer que entiende” o un “entendimiento que disfruta” reemplaza al tranquilo placer contemplativo.
4. El ojo Crítico
El ojo que mejor puede apreciar el arte e el “ojo crítico”. Semejante al ojo clínico del médico, es capaz de detectar en la obra síntomas de su tiempo. Descubre que la imitación del modelo s sólo “uno de los tantos puntos de vista” y obsera que si bien la universalidad del arte es absoluta, las raíces son siempre particulares. Dependen éstas de la atmósfera de cada época, de un grado particular de civilización y de la personalidad concreta del artista.
El “ojo crítico” es un ojo formado. La dificultad está en que no existen reglas para quien quiera formarse; por eso, además de conocimiento, hace falta intuición, superación de preconceptos, oportuna puesta en foco del ojo, variación del angulo de visión para encontrar el mas adecuado.
5. Apreciación Estética
De cuerdo con su significado etimologico, apreciar (del latín, appretitio, de ad pretium= precio) es “poner precio o tasa a las cosas vendibles”. En sentido figurado es reconocer y estimar el mérito de las personas o las cosas”. “apreciar” puede tener un significado positivo o neutro; puede significar “juzgar algo como bueno” o “juzgar algo como malo”. Ahora bien, ¿quiénes son los que están capacitados para apreciar una obra de arte? ¿Cuáles son las condiciones de una correcta apreciación?.
Teorías sobre el gusto en el S.XVIII
Tras siglos de especulación sobre la belleza, otros temas interesarán a los filósofos del S.XVII, como el de la valoración estética y el del gusto. Se prestará atención ya no a la belleza en sí, sino a los efectos de la belleza (artística o natural), como también de lo pintoresco y de lo sublime en el espectador. Se analizarán las condiciones espirituales requeridas para que un sujeto llegue a discernir valores estéticos.
 Veamos qué plantearon…
*Conde de Shatesbury (1670-1713): Para captar lo bello hace falta un sentido especial, paralelo al sentido moral, que pude desarrollarse con el estudio y el ejercicio. En este sentido hay que adscribirlo al sentimiento. Gracias a el nos salvamos de la inseguridad y de las opiniones.
*Francis Hucheson (1694-1746): Llama a la facultad por la que captamos la belleza inner sense. Caracteriza a ese “Sentido interno”, intermediario entre la sensibilidad la racionalidad, como desinteresado, innato, común a la especie humana.
*Joseph Addison (1672-1719): funda el placer estético en la imaginacón. Considra a esta facultad un recurso poderoso, intermedio entre la sensibilidad y el entendimiento. La caracteriza el ser libre, el asociar, agrupar y producir imágenes. Las fuentes de los placeres primarios de la imaginación son la visión de lo grandioso (lo sublime), de lo inusual y de lo bello.
*Alexander Gerard (1728-1795): dice que el gusto nace da las operaciones de la imaginación. La imaginación crea el gusto y, en un grado superior, el genio.
*Barón de Montesquieu (1689-1755): Insistirá en el efecto de perplejidad que producen los objetos estéticos. En su ensayo sobre el gusto se refiere a la sorpresa y a ese “no se qué”. Apreciar la belleza trae una “cierta perplejidad del alma”
*Burke, Edmund (1729-1797): Diferencia entre la experiencia de lo bello y de lo sublime, elevando éste último a categoría estética. Distingue entre el placer, que corresponde a la experiencia de lo bello, y el displacer, que corresponde a la de lo sublime en cuanto pone en juego la autoconservación…
Si el terror es la principal causa de sublimidad, el asombro resulta ser su efecto. Burke define lo sublime como aquel estado del alma “en que todos sus movimientos se suspenden”.
La norma del gusto según Hume
David Hume (1711-1776) escribe en 1757 “Sobre la norma del gusto”. Interesado en describir el “sentimiento apropiado de la belleza”, encuentra que lo posee el “delicado de gusto” o el “crítico”, aquel capaz de percibir los mínimos detalles de un conjunto. A su vez, para Hume el crítico competente o delicado de gusto debe no sólo percibir cada una de las partes de un todo, de además aprehender la relación entre esas partes, captar la consistencia del conjunto, como también el sentido de la obra de arte, hacia dónde ella se dirige respondiendo a un “fino propósito”.
En lo que respecta a la experiencia estética, si bien acepta que existen diferencias innatas de sensibilidad, cree en la importancia de la formación. Para Hume el gusto puede ser cultivado. Para perfeccionarlo es importante tener contacto con obras de arte y compararlas entre sí.
De la Contemplación a la Poiesis del espectador
Durante siglo nuestra tradición cultural ligó la experiencia del arte a la relación íntima, profunda y contemplativa del espectador. Pero esta relación no parece ser la que rige en el caso de muchas manifestaciones del arte contemporáneo. Se ha perdido la distancia reverencial de otros tiempos. La idea kantiana de contemplación, de quietud y éxtasis, como requisito para una correcta apreciación estética, pierde vigencia en la actualidad con la introducción de las obras “no auráticas”. Entre ellas se encuentran los READY- MADE y los variados ejemplos de arte conceptual. Las nuevas obras no apelan a la serenidad o a la contemplación. Se caracterizan, por el contrario, por su efecto de shock. Son, parafraseando a Benjamin, como “proyectiles” que chocan contra el destinatario. Su correlato, en consecuencia, es un nuevo tipo de receptor “POIETICO”, capaz de sentir la provocativa problematicidad de un arte ambiguo, des-definido y aventurar una (nueva) definición.
No son pocas las obras del S.XX que lanzan al espectador a la pregunta acerca de su propio estatuto. ¿Son o no son obras de arte? Mas que “obras”. Lo que se le enfrenta hoya al espectador son “objetos pretendientes” a la titularidad de obras de arte.
Frente a objetos ambiguos del arte contemporáneo, el espectador (provisto de información teórica e histórica), debe decidir si eso que se le enfrenta es o no obra de arte. Se vuelve así responsable de una definición de arte. El placer contemplativo, cuasirreligioso, dará lugar a un placer reflexivo.
Si en otro momento, el placer estético legitimó en trato con el arte, hoy la experiencia estética es considerada, por algunos, genuina sólo si deja atrás el placer y se eleva al ámbito de la reflexión.
6. Arte y conocimiento
De acuerdo a la tradición gnoseológica cultivada desde los griegos, un conocimiento basado en lo sensible o en la emoción, como es el arte, resulta una paradoja. Según el criterio tradicional, llegamos al conocimiento cuando se supera la individualidad de lo sensible o la subjetividad del sentimiento y se logra legalidad universal. La obra de arte, al ser única, estaría fuera del campo del conocimiento. ¿Cómo podría haber conocimiento de lo único?
Nelson Goodman (1906-1998) echa por tierra la antinomia emoción-conocimiento mostrando que la experiencia estética ayuda a descubrir las propiedades de las cosas. Dice que lo “cognoscitivo, si bien en contraste con lo práctico y lo pasivo no excluye lo sensorio y emotivo; lo que conocemos a través del arte lo sentimos en nuestros huesos, nervios, y músculos como lo entendemos con nuestras mentes. De allí su eficacia cognoscitiva.
Si el gran mérito de Kant fue haber dado suficientes pruebas de la autonomía del campo de la estética, correspondería a Heidegger probar la importancia del arte como lugar de la verdad. En “El origen de la obra de arte” observa que la obra d arte presenta un mundo. Nos permite conocer en profundidad la atmósfera espiritual de una época determinada, el conjunto de pensamientos, ideas, creencias, costumbres y sentimientos propios de una época histórica. El mundo griego está encerrado en el Partenón. No obstante los cambios producidos a lo largo de la historia, el arte informará siempre sobre el mundo y el hombre: es el lugar donde los grupos humanos decantan experiencias, restando subjetividad y sumando universalidad.
Las autenticas obras de arte hacen que nos reconozcamos. Son re-conocimiento, conocimientos más perfectos de intuiciones, sensaciones o ideas apenas esbozadas. Recortando y condensando experiencias, la obra de arte es una irreemplazable posibilidad de experiencia porque hace ver de nuevo proporcionando, de esta manera, el placer de un presente más pleno. Es lo contrario de la indiferencia y de la rutina.
Valery describió la función cognoscitiva de la percepción estética como proceso de aprendizaje. Nuestra percepción, embotada, sólo ve por hábito, por conceptos o etiquetas. En contraposición a la visión esclerosada, de lo ya sabido e inmovilizado, la obra de arte nos enseña que no hemos visto lo que actualmente, gracias a ella, vemos. No es simple re-presentación sino re-producción (en el sentido de poiesis, “hace” la imagen y no, simplemente, vuelve a presentar lo que ya está).
7. Importancia de la estética en la actualidad
La estética tiene especial importancia hoy, en tiempos tardomodernos. Desde hace algunas décadas su presencia se destaca en encuentros internacionales de filosofía, en foros de discusión, en encuentros y debates sobre cultura. El fundamento de su actualidad está en su posibilidad de demostrar el desarraigo del ser, el pensamiento “débil”, o mejor el pensamiento del “debilitamiento” (Vattimo), un pensamiento no normativo, sino abierto… Si en la experiencia estética “se anuncian y anticipan” los rasgos sobresalientes de nuestra existencia es porque uno de los rasgos de la `condición posmoderna` es la ausencia de megarrelatos, el quiebre de las grandes ideologías, la aceptación de una verdad parcial, oscilante. Este concepto de verdad que no cierra, animada por un espíritu conciliador que acepta el lugar del otro, es precisamente la verdad  propia del arte, por lo cual éste se convierte en paradigma de una situación general.
Se impone hoy tanto en ciencia como en la técnica, un modelo “estético”, hermenéutico, y el arte no hace sino subrayar aspectos cruciales como la importancia de la persuasión por sobre la demostración, por sobre la verdad “lógica”… la obra de arte, mas allá de leyes generales, se comporta como un ser único, tan singular como puede serlo una persona. Es centro de mil acciones originales diferentes; no un caso más de lo universal, sino algo particular e irreductible.

El gran problema filosófico relativo al arte será el de explicar cómo es posible que algo único pueda ser portador de una verdad universal. La explicación más conveniente la encontraremos en el pensamiento kantiano.